La vida es un constante rebote de almas en la búsqueda de la identidad.

No nacemos con un alma definitiva en la gran mayoría de los casos y en el 100% de ellos nacemos con una mente en blanco dispuesta a desarrollarse. Por nacimiento no me refiero al momento del alumbramiento, sino al momento en que el cuerpo adquiere vida propia al independizarse como una vida individual pero dependiente a los tres meses post concepción del cigoto, es en este momento en que nuestra mente comienza a rellenarse, y es en este momento en que la primera alma prueba afinidad en nuestro ser.

Por supuesto que para nosotros no es de ninguna influencia el estar cambiando constantemente de alma puesto que lo importante es el siempre tenerla, en los bebés es normal que suceda algún tipo de impaciencia por parte de un alma y se vaya antes de tiempo, es lo que se llama muerte súbita, pero los adultos no estamos absentos de esta posibilidad tampoco.

A medida que vamos creciendo y nos vamos desarrollando, nuestra mente, nuestra personalidad lo va haciendo junto con nosotros, ¿por qué entonces no nuestra identidad, no nuestra alma? Porque la identidad propia es algo tan complejo, el identificarnos a nosotros mismos y sentirnos conformes con quienes somos, el saber quién somos y por qué lo somos es algo casi nadie logra por sus propios medios. Esto no se trata de saber quién queremos ser, ni quién hemos sido, se trata del nuestro "yo" del presente e incluso más allá del quién sino que el qué. ¿Qué soy? Suena mucho más complejo ¿cierto?

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